Como aquel día en que Rafa Benítez le remontó tres goles al Milan en la final de la Champions, esta vez hizo lo propio ante la Juventus. Porque el Nápoles tuvo que ir siempre a contracorriente durante todo el partido, remontando dos veces con sendos goles de Higuaín, forzando la prórroga y esperando a tirar 15 penaltis, el último de ellos fallado por Padoin. Hubo milagro en Qatar gracias a un equipo que creyó en todo momento en sus posibilidades y que termina el año con dos nuevos títulos para su museo: Copa y Supercopa de Italia. El primero de ellos ganado ante la Fiorentina y el segundo contra la 'Vecchia Signora'.
Se adelantó la Juventus antes de que se abrieran las bolsas de pipas, en ese tiempo en el que se comentan las alineaciones y suceden cosas sin que sea mérito de nadie. Apareció Tévez, que aprovechó un falló en cadena de Albiol y Koulibaly en el minuto 4 para hacer el primero delante de Rafael. Se pudo pensar entonces que aquello derivaría en una nueva exhibición del conjunto de Turín, sin embargo, sucedió todo lo contrario. Marcado el gol, Allegri mandó a los suyos meterse atrás y salir rápido al contraataque. Y se equivocó. El Nápoles se hizo con la pelota y no la devolvió hasta prácticamente el final, intentando encontrar un hueco para meterse de nuevo en el encuentro. Primero de la mano de Hamsik, que estrelló un disparo en el palo, y más tarde, con Higuaín como protagonista, que probó a Buffon desde lejos.