Echa un vistazo al front row de las semanas de la moda y apunta lo que ves. ¿Una melena bob y unas grandes gafas de sol? Checked. ¿Una voluminosa melena pelirroja? Checked. ¿Una sorprendente cabellera grisácea? Lo has adivinado: checked. En el mundo de la moda, con estos sencillos rasgos, cualquier aficionado sabría que estamos hablando de Anna Wintour, Grace Coddington y Franca Sozzani. Es decir: las reinas de Vogue. Con tan solo unas pinceladas, una cabecera aparece irremediablemente en nuestras mentes.
Las bloggers, que se han convertido en las nuevas reinas del front row, saben que sus looks (en la mayoría de los casos, prestados por las marcas, por cierto) son la mejor carta de presentación de sus blogs. Chiara Ferragni lleva siempre el mismo maquillaje y el mismo peinado, convirtiéndose en el maniquí perfecto para mostrar las últimas tendencias. Raro es ver uno de sus looks y no pensar en The Blonde Salad, el blog que ha logrado que esta estudiante de diseño tengas sus propias colecciones de zapatos y joyas y haya colaborado con firmas como Vuitton.
Otro ejemplo es Cósima Ramírez, hija de Pedro J Ramírez y Agatha Ruiz de la Prada. Esta extravagante joven forma parte de la empresa de su madre desde septiembre, y se ha convertido en el escaparate perfecto para mostrar los diseños de la firma, que ha conseguido que pensemos en ella siempre que vemos un corazón en una prenda. ¿Logrará Cósima que sus excéntricos diseños cautiven a un público más amplio?
Tan importante son las señas de estilo y los looks identificativos que no solo logran que las fashion insiders representen a los medios o a las firmas para los que trabajan, sino, también, al país del que provienen. Miroslava Duma, Elena Perminova o Ulyana Sergeenko son algunos ejemplos de fashionistas que han conseguido poner a Rusia en el mapa de la moda. Lo han logrado mezclando elementos rusos, como casacas o galones, con prendas de estampados coloristas y vanguardistas que han reinventado la estética soviética.
Como afirma Daniel Saynt, fundador de la agencia Socialyte, especializada en acuerdos entre las marcas y trendsetters, “la moda es un juego en el que ser reconocido lo es todo”. Señala que tener una imagen reconocible da la impresión de que merece la pena hablar contigo incluso cuando nadie sabe quién eres.